Anoche mientras lavaba los platos, recordé cuando mi madre me decía que era una consentida, siempre lo negué, es una forma de retarla.
Mientras mas lejos estoy, entiendo mejor a lo que se refería.
Cuando regreso a Chiapas, siempre peleo la ventanilla, esa sensación de ver a tu gente, pisar tu suelo y pertenecer a un mundo.
San Cristóbal tiene lugares que aun no conozco, podría pasar describiendo cada espacio, pero existe un rincón, el mirador donde las noches de melancolía hacían presencia, ahí lloraba, escribía, reía y soñaba.
Extraño ese lugar, con ansia necesito volver, a mi “pueblo”, al aroma de provincia, hogar, chocolate, familia, café y despedida.
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